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INTRO:
Triste se ve la sabana triste los amaneceres
triste la soga de cuero, el ganado y los corceles
y el botalón del corral consumido en comejenes.
De aquellas botas de cuero solo quedaron las pieles
el sombrero esta empolvado, guardado en cuatro paredes,
así se pone mi llano cuando un coleador se muere.
Ya no se verá en las mangas al tumbador de júreles
el mismo que un tiempo atrás en esos atardeceres
conquistaba corazones enamorando mujeres
las que en su espalda colgaban las cintas con alfileres.
Se olvidaron sus espuelas y el bozal con sus cordeles
el freno junto a las riendas no ejercerán sus papeles
porque hasta su fiel caballo ya no tendrá quien lo cele
relincha pidiendo a Dios pa' que también se lo lleve.
INTERLUDIO:
Cuando un coleador se muere, triste se ve la sabana
pita el toro en el potrero y la novilla no brama
y el becerro no contesta cuando la vaca lo llama.
La falseta y la cobija, la silla villacurana
en el rincón del olvido allí se encuentran tiradas
pues no hay quien las utilice en esas tardes soleadas.
Se mira en la talanquera la reina sola y sentada
ansiosa por ver al hombre que le brindaba coleadas
quien sacaba el toro e' puerta y en el palco lo tumbaba
solo por ganarse un beso de su boquita rosada.
La vieja caballeriza se ve triste y desolada
y del tapón hasta el coso se escucha un arpa enlutada,
llena de melancolía quedó la arena mojada
porque se fue el coleador rey de la vuelta e' campan a.