Tú casada y yo también

Mira que casualidad, tanto tiempo sin mirarnos, tu casada y yo también. Seguimos un mismo rumbo, yo con penas en el alma, tu sin poderle querer. Mira que casualidad, tanto tiempo sin mirarnos, tu casada y yo también. Seguimos un mismo rumbo, yo con penas en mi alma, tu sin poderle querer… Solitario transitamos, el camino del ayer, con la carga del recuerdo, que hace temblar el corazón y el pensamiento sea infiel. Solitario transitamos, el camino del ayer, con la carga del recuerdo, que hace temblar el corazón y el pensamiento sea infiel…