A mis dos protectores
Prosigo con mi trabajo por este largo sendero en compañía de mis dos protectores supremos. Ellos nunca me abandonan y yo tampoco los dejo y cómo voy a dejarlos, si en mi corazón los llevo. Pues somos inseparables, qué amor tan grande les tengo: uno es mi Dios bendito y el otro es mi Jesús el Nazaren…